Antonio Stradivari fue un lutier italiano que comenzó a construir violines bajo su propia marca Stradivarius a finales del s. XVII. Dichos violines, son considerados como los mejores de la historia, con una calidad de sonido excepcional, por lo que a lo largo de los siglos se ha tratado de desvelar los secretos del maestro artesano a través de diferentes teorías sobre su construcción y materiales empleados.
Actualmente, los ejemplares existentes son subastados con precios que superan el millón de dólares.
Una historia de conocimiento tácito
La dificultad a la hora de transferir el conocimiento de manera efectiva no es nueva, sino una cuestión que permanece a lo largo de los siglos.
Como señala Richard Sennett en su libro El Artesano, en el taller de Antonio Stradivari el trabajo se repartía del siguiente modo: Los aprendices realizaban las tareas más sencillas para preparar el material, por ejemplo, mojando la madera o moldeándola ligeramente. Posteriormente, los oficiales terminaban de tallar la madera y montaban algunas piezas del violín como el clavijero. Por último, el maestro artesano realizaba el ajuste final de las partes y se encargaba del barnizado. Además, en tanto maestro artesano, supervisaba el trabajo de los demás durante todas las fases del proceso y se fijaba hasta en el más minúsculo detalle.
El proceso recuerda bastante a una cadena de producción, cada trabajador solo conoce una parte de un proceso bien definido, sin conocer qué ocurre en el conjunto del proceso y sin que sea posible la experimentación. En este sentido el jefe de planta el único aquel que podría hacer cambios y trasladarlos al resto del equipo.
Cuando Stradivari muere, no deja ningún documento escrito que permita reproducir lo que ocurría en el taller. Durante siglos se ha intentado sin mucho éxito lograr desentrañar el secreto de sus violines excepcionalmente perfectos.
La verdad oculta
Según expone Sennet, en el taller reinaba el conocimiento tácito y se transmitía a través de la práctica, generando hábitos a través de copiar y reparar otros instrumentos. Los manuales no eran algo asequible en esa época. (2008:53). Por otra parte, el autor habla de un posible interés del maestro artesano en mantener su secreto, ya que el conocimiento que no transmite le hace inimitable, dotándole de autoridad y poder, y siendo reconocido por su originalidad. (2008:55).
A día de hoy, el conocimiento técnico es ampliamente difundido mediante textos y demás material formativo, sin embargo, habría que reflexionar acerca de la actitud de los expertos dentro de la organización. ¿Tienden a realmente a formar a aquellos menos aventajados o les dan una respuesta rápida? ¿Dejan su conocimiento en la organización o hacen a los ojos de los demás incomprensible o difícil lo que hacen? ¿Generan manuales de buenas prácticas, describen procesos, soluciones, etc. o tratan de solucionar todo por ellos mismos?
Recordemos que el reto del conocimiento de hacer explícito lo tácito u oculto sigue vigente hoy en día y la clave consiste en contar con un buen sistema de Knowledge Management que haga menor el salto entre uno y otro. En tu caso, ¿estarías preparado antes de que Stradivari se marche de tu empresa?